H I S T O R I A
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Más de dos siglos habían pasado desde que que se iniciara el apocalipsis sobre estas tierras. Algunos podrían haber pensado que un apocalipsis sería un final rápido y doloroso para toda la humanidad, pero éste no había sido el caso... nuestro apocalipsis era lento y persistente, lleno de muerte... y de vida, que como una gran revelación había levantado el velo a la verdad
Por ahora la ilusión de calma que se vivía era nada más que eso... una ilusión.
Sólo las leyendas que se cuentan son memoria de lo que pasó aquel día, no existía más fidelidad que las palabras pasadas de boca en boca por algunas generaciones del día en que el cielo se torno se un color rojo intenso, como la sangre que tantas veces se había derramado sobre esta tierra más de una vez en el pasado, pero esta vez, las reglas del juego habían cambiado por completo, mas nadie estaba preparado para lo que vendría.
Un portal... dicen los más sabios, se había abierto en nuestro cielo, para dar paso a la devastación, pero no se trataba de cuatro jinetes como algunas creencias contaban, eran cientos de seres, criaturas que algunas veces parecian burlarse por la similitud que tenían con nosotros, pero todo era solo superficial, ya que la diferencia pronto se haría notar.
El miedo siempre lleva a imaginar, y después de cierto punto es dificil saber que fue parte de la realidad, y que fue producto de las mentes atormentadas. Muchas historias se dijeron, entre ellas la que más persiste es la existencia de un ser que ha vivido para contar lo sucedido ese día, hace mas de doscientos años, pero que de sus labios no saldrán palabras, por el contrario, hoy nos rige desde las sombras y controla todo lo que sucede.
Se cuenta por muchos que fue este ser, un Dios quizas para algunos, quien puso fin al caos que llovió sobre el mundo... cien dias tardó en aparecer y terminar con aquel agujero de sangre sobre el cielo.
Oscuridad y un punzante olor metálico fue todo lo que se pudopercibir durante los próximos tres días.
Muchos desaparecieron, pero el número de habitantes no había menguado.
Cuando la luz volvió a posar sus brazos sobre la tierra, todo había cambiado. Así como un feto que siente morir en su nacimiento, para dar lugar a una nueva vida, vida que llega y se ahoga en un llanto, como el llanto que ahora azotaba a toda la humanidad. Y su padre llevaba el nombre de Imperio.
Bienvenidos todos, hijos del Imperio.